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UNA OPORTUNIDAD TRAS REJAS

Foto del escritor: Jefes deLaCalleJefes deLaCalle

Actualizado: 14 jun 2023

Más de 25 mil internos buscan emprender y generar ingresos para poder mantener a sus familias estando tras las rejas; sin embargo, solo 7 mil reos pueden acceder a los talleres del programa ‘cárceles productivas’, ayudándolos a conseguir un empleo; pero, ¿Cuántos reformados podrán correr con la suerte de encontrar un trabajo formal?


Heidi Lucas Alvarado


La vida en prisión se volvió más dura de lo que se imaginaban. “En la cárcel no vives, solo sobrevives”, nos cuenta ‘Cholongo’,ex convicto, condenado a una pena de seis años por venta y tráfico ilícito de drogas. Actual vendedor ambulante de ropa a las afueras del mercado San Francisco en Villa María del Triunfo.


En la capital peruana, se estiman 42 204 prisioneros, poco menos de la mitad de la población penitenciaria y casi toda la capacidad del estadio nacional. El aforo rebasó todos los límites, no hay suficientes camas y el Estado se ve en la obligación de generar más presupuesto para cubrir los gastos diarios de los condenados.


Mujeres productivas

La soledad inunda los pabellones del centro penitenciario Santa Mónica; en otros, abunda el dolor de madres que cuentan los días para reencontrarse con sus pequeños, mujeres que fueron recién separadas de sus hijos tras cumplir los tres años de edad. Es el trabajo lo único que puede llenar ese vacío emocional que las acecha diariamente. Muchas de ellas comienzan sus actividades a partir de las ocho de la mañana; las horas transcurren y observamos polos hechos a croché, las máquinas de coser trabajan sin parar, las secadoras embelleciendo la melena de las mujeres y el olor de los postres inunda el patio, el único lugar en el que ellas pueden sentir la libertad limitada.


“El trabajo voluntario es la única forma en la que los reos pueden volver a sentirse libres de alguna manera”, nos dice Berna Juárez, oficial correccional del centro penitenciario de mujeres en Chorrillos.

Es a partir del 2017 que se inició el proyecto ‘Cárceles productivas’; con la finalidad de generar nuevos talentos y emprendimientos desde los penales, en favor a ello, el Ministerio de Educación y el Ministerio de Producción, se aliaron a este programa. “Los reos también tienen una familia y cumplen con el pago de su reparación civil a través de sus labores dentro, es por ello que deciden capacitarse y trabajar”, nos explica Marisol Arce, especialista en trabajo del Instituto Nacional Penitenciario (INPE).


En busca de una segunda oportunidad

Los prejuicios siguen latentes en la sociedad, no hay oportunidades más allá de la que te puede ofrecer la cárcel. “Siento vergüenza de lo que hice, pero ellos no esperan más de mí, siempre me verán como un delincuente”, nos cuenta Amancio Alvarado, quién se dedicaba al hurto de celulares en Villa El Salvador y Pamplona alta. Encerrado por cinco años y detenido por la pandemia, dedicó su vida durante su pena privativa a aprender el arte de producir calzados de cuero, ahora solo se dedica a buscar un empleo en el que genere ingresos extras para darle una mejor vida a su pareja ‘Charito’ y a sus dos menores hijos.


En la esquina de la Av. Modelo con la Av. Alfa de Villa El Salvador, a unas cuadras de su pequeña casa, aquel hombre que se dedicaba a amedrentar a las personas para obtener un beneficio con bienes ajenos; hoy en día se dedica a vender zumo de naranja junto a su esposa. Empiezan su día antes del amanecer, alistan la fruta en un costal y salen de su hogar con un carrito que compró la madre de sus hijos con parte del dinero que él ganó en la venta de sus zapatos dentro de prisión.

El INPE tiene alianzas con más de catorce empresas en todo el Perú que ayudan a los reos a vender sus trabajos; mientras que otros tienen sus propios emprendimientos y lo venden a través de sus familiares, cada uno viendo la manera de progresar y reivindicarse con la sociedad. Marisol Arce nos cuenta la satisfacción que sienten gran parte de los reclutados al tener un trabajo para mantener a sus familiares y redimirse con sus víctimas; una oportunidad que muy pocos saben aprovechar pero que para el 2030 aspiran disminuir la brecha y conseguir más alianzas con empresas en beneficio de ambas partes, porque así como Amancio y ‘Cholongo’, hay más ex convictos que merecen una segunda oportunidad más allá de la que te ofrecen tras las rejas.



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