Los cómicos ambulantes de Chabuca Granda y el parque Universitario, aunque compartan el mismo oficio, son muy adversos al momento de ejercer sus espectáculos.
Existen dos asociaciones regularizadas en Lima. Por un lado, se encuentra la Asociación de cómicos ambulantes del Perú (ASOCAP) liderado por José Cervantes con una asociación de 20 miembros con la mirada tranquila y la sonrisa siempre presente. Iniciaba el mes de abril un sábado con 28 °C, el sol iluminaba el parque universitario y aunque las graderías estuvieran inhabitables para sentarse, el público que había venido a presenciar el espectáculo, no le importaba más que estar presentes para conseguir una dosis de risa porque no había sol que lo impidiera y menos un paragua que no lo resistiera.
Eran las 3:15 p.m. y empezó el show. Adultos, jóvenes y niños eran los espectadores, una señora de 60 años con un acento particular sería la encargada de presentar a Huancaíno, un hombre de aproximadamente 1.65 cm de altura y contextura gruesa que vestía un chaleco de colores, pantalón marrón, chullo marrón, y estaba calzado con ojotas que eran acompañadas de una media roja por la derecha y una verde por la izquierda. Durante la presentación un par de risas se escucharon, pero no se puede forzar el humor. A los 25 minutos el espectáculo había terminado.
Mientras el siguiente show estaba por empezar, José Cervantes, ex bailarín, más conocido como Michael Jackson y actual presidente de la asociación de cómicos, contó cómo inició la organización antes que se dividiera y existiera AACUIN, que está ubicada en Chabuca Granda. José explicó que durante los primeros años tuvieron diversos problemas con la municipalidad de Lima y en el tiempo de Castañeda como alcalde era aún más complicado porque no accedían a una mesa de diálogo para obtener acuerdos que beneficien a ambas partes.
Fue en el 2019 cuando ingresa Muñoz a la alcaldía en el que se les brinda la oportunidad de poder trabajar en el anfiteatro del parque universitario sin temor a que hubiese conflictos. Para cuando llegó la primavera de ese año ya pudieron ejercer su oficio y Servicio de parques de Lima (SERPAR) fueron los encargados de supervisar que se mantuviera el orden, ellos también fueron los intermediarios entre la municipalidad y los cómicos mediante reportes de seguridad realizados de los guardaparques para que pudieran seguir contando con un espacio de trabajo.
Cuando todo venía armonizándose, fue la pandemia la piedra en el zapato, durante dos años se vieron casi paralizados, algunos tenían como segundo oficio brindar el servicio de taxi, pero José solo generaba ingresos por este arte callejero. A inicios del verano del 2023, los espectadores empezaron a ir nuevamente, pero era inevitable ver que la afluencia de gente había bajado, además que solo se presentan esporádicamente porque la ex gerencia de SERPAR les cobraba, y ellos no contaban con el dinero suficiente, por consecuencia el público no sabía que días encontrarlos. En el cuarto mes del año, el público no logra ser ni la mitad de lo que era, dice José con los ojos caídos y el semblante triste, pero con las ganas de seguir adelante.
Julio, uno de los seis guarda parques que entra en el segundo horario de los tres que hay para cuidar el lugar, accedió a relatar como fue durante y después de la pandemia. Él hace año y medio comenzó con su labor de guarda parque, en su estadía, él pudo observar cómo era el manejo de los cómicos ambulantes y algunos problemas que tuvieron al principio tales para que se les otorgue los permisos de poder hacer uso del espacio, notó también cómo la lucha de los cómicos y su constancia siempre ha estado presente para poder lograr trabajar con tranquilidad y confirmó que están en conversaciones para que se les amplíe el horario unas dos horas más y puedan trabajar hasta las 8:00 pm.
Al escuchar arte callejero o simplemente la palabra callejero muchas veces se relaciona con no tener reglas e incluso sonará irónico creer que las hay. Sin embargo, para ASOCAP si es importante porque ellos cuentan con una junta directiva que son los que regulan el tipo de espectáculo que se presenta, desde los chistes, la postura y el tipo de interacción con el público, no se permiten las obscenidades. Si ellos infringen algunas de esas normas, a la primera se puede tratar de entender dependiendo de la gravedad, a la segunda la multa es de 5 soles y si reinciden en lo mismo son suspendidos durante 15 días que significan 15 días sin tener ingresos porque viven del día a día.
El presidente de la asociación mencionó que incluso para ingresar o querer postular para ser parte del grupo de cómicos se tienen que cumplir con ciertas cualidades y hay filtros tales como el desenvolvimiento que es lo principal, diferenciar lo vulgar de lo gracioso, esto es solo con relación a la personalidad de la persona y si tiene madera para dicho oficio, pero tampoco aceptan a nadie con denuncias de por medio y si ya están adentro, los separan como fue el caso de Edwin Aurora, que negaba a su hijo a fin de no pagar la manutención.
Según INEI, la canasta básica familiar para cuatro personas en el Perú equivale a S/1670 mensuales y el sueldo mínimo es S/1150 y pese a ellos hay 1.6 millones de ciudadanos que incluso ganan por debajo del básico. Por tal motivo los artistas no solo esperan las propinas que son a voluntad, también pasan vendiendo cada 7 minutos por las graderías gaseosas, helados y algunas golosinas para que los que vinieron puedan acompañarse mientras disfrutan de la presentación
En los mejores tiempos un cómico podía llegar a ganar 800 soles por día, pero dependía del tipo de público y las horas que estuviesen presentándose, pero la inestabilidad política del país trajo como consecuencia la inflación que en los últimos 6 años subió un 11% además de haber enfrentado una emergencia sanitaria que dejó endeudado a más del 75% de la población y era de esperarse que las propinas no cubrieran sus gastos básicos, entonces ¿les alcanza para vivir o llenar la canasta familiar? La respuesta de José fue simple: “No, ser artista callejero ya no genera los ingresos suficientes, pero son años trabajando aquí, solo espero que vengan tiempos mejores”.
Miradas dispersas, sonrisas, risas y mujeres era lo que más predominaba y al intentar preguntarles qué tal les parecía todo, preferían no responder, quizás porque sería admitir que realmente lo disfrutaban y su cara quería demostrar que no, pero eran las 4:20 pm, el sol seguía tan radiante como abrumador y ellas seguían sentadas. Finalmente, una mujer dudosa respondió si consideraba que el espectáculo era apto para todos, a su derecha estaba su esposo que prefirió el silencio, sentían vergüenza tal vez y titubeante al responder la mujer dijo que por momentos se les hacía agradable, pero que por otros no y claro, era difícil decir que era apto para todo público mientras se escuchaban de fondo las lisuras que acompañaron la presentación.
Los minutos corrían, el público cada vez era menor y lo que más abundaba eran las incoherencias entre lo dicho por el líder de la asociación y lo que se observaba en el anfiteatro, hombres vestidos de mujeres que interpretaban a amas de casa y hombres que ejercían el papel de jefe del hogar, quien golpeaba con manotazos en la espalda a la “mujer” y el silencio que había se transformó en risas, era la apología de violencia contra la mujer lo que les daba gracia y se sentía tan hiriente tan solo imaginar que la razón de sus risas era lo que 63 de cada 100 mujeres entre 15 a 49 años vive en el país, pero ¿por qué habría sanción alguna? Al final eran las mujeres que lo celebran y festejan entre aplausos lo que ocurría, era la sociedad trivializando y haciendo sátira de la violencia.
Bordeaba las 5:00 pm y la plaza San Martín era escenario para los creyentes y poder practicar cómo sería su recorrido para el domingo de resurrección y el ambiente a Semana santa se podía sentir, de pronto los cánticos desaparecieron y el barullo de la gente entre risas medias extrañas era lo que más se escuchaba, el olor de diferentes postres te acompañaba, asientos negros, redondos y rectangulares en medio de una plaza te hacían entender que estabas en Chabuca Granda. Una gradería llena de adultos mayores se deleitaba viendo cómo sus compañeros seguían en paso el ritmo de la música, era su pista de baile y en otra cómo los padres y sus hijos disfrutaban de música en vivo.
Luego estaban los adultos, jóvenes, niños y hasta ancianos en una gradería repleta y resguardada por jóvenes de gorra con miradas intimidantes y de pequeñas a grandes marcas en el rostro. Era la Asociación de artistas cómicos urbanos internacionales de Lima (AACUIN) la segunda asociación formada después de separarse de ASOCAP la que estaba presentándose. La organización está liderada por uno de sus fundadores que aún sigue en vida porque de los tres que empezaron este oficio, solo Alfredo Julio Guadalupe Vargas es el que queda como representante después de 49 años de trayectoria artística.
Avalados y empadronados por el Ministerio de cultura trabajan todos los días de la semana desde las 4:00 pm a 10:00 pm los días hábiles y los fines de semana de 3:00 pm a 11:00 pm. Los 36 de miembros lo agradecen, sobre todo 10 de ellos que llegaron recién para unirse en un intento fallido por querer armar una nueva asociación y Alfredo los aceptó. Lamentablemente no todos logran presentarse por falta de tiempo, por esa razón ya no aceptan el ingreso de nuevos talentos. Sin embargo, al ser una asociación el dinero lo reparten entre todos para poder apoyarse.
Sentado en la esquina inferior de una gradería se encuentra Alfredo, un hombre que sufre de glaucoma, casi ha perdido la visión por completo y le impide poder desarrollarse en otro tipo de trabajo incluso al presentarse le cuesta porque la mirada transmite muchas veces lo que las palabras no y como artista es frustrante, pero lleva más de cuatros décadas en el ruedo y solo conoce de este arte. “Trabajo como artista callejero desde que tengo uso de razón” dice Alfredo y cuenta que su show no solo es humor, también conlleva fonomimicas, poesía y filosofía.
Tal vez su impedimento al no poder hacer un buen show se demostraba por medio de su agresividad al hablar y la incomodidad que generaba para que todos los espectadores pudieran colaborar con las propinas, de tres soles para arriba por favor o era la humillación y una mirada de desprecio tu vuelto. Es como si olvidaran que tan solo hace unas semanas habían expulsado a Vásquez por haber humillado a un joven por darles dos soles de propina y que las autoridades de sancionaron el acto del cómico y que en agosto del 2022 los vecinos del centro de Lima estaban pidiendo que los desalojaran por sus constantes peleas. Olvidaron lo que sucedió y es que una sanción nunca será suficiente para reconstruir la educación de cada persona cuando has carecido de ella la mayor parte de tu vida.
- Selene Fernández
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