- Andrea Llerena Chirinos
En el Perú, hay aproximadamente 2 millones de personas con discapacidad, lo que representa el 5.2% de la población total según el último censo del 2017; sin embargo, existen personas inescrupulosas que se hacen pasar por esta población vulnerable para sus propios fines.
Las personas que simulan una discapacidad o una enfermedad con el fin de obtener limosna perjudican de manera significativa a aquellos que realmente sufren de alguna discapacidad o limitación física. Estas personas a menudo atraviesan momentos difíciles y requieren un apoyo real para llevar a cabo sus actividades diarias.
Es importante tener en cuenta que en la mayoría de los casos, aquellos que fingen una discapacidad para pedir limosna no lo hacen porque realmente lo necesiten para sobrevivir, sino porque han encontrado una forma fácil de obtener dinero sin trabajar. Esto les permite vivir sin responsabilidades, pero también puede reforzar comportamientos negativos e incluso peligrosos en el futuro.
Es fundamental tener presente que si uno desea ayudar a las personas con discapacidad, lo mejor que puede hacer es ser consciente de su situación y actuar con empatía y respeto. Por ejemplo, ofrecer tiempo para ayudar a las personas mayores que necesitan asistencia en sus actividades diarias o colaborar con organizaciones dedicadas a las personas con discapacidad. Al brindar ayuda de esta manera, se contribuye a cambiar la perspectiva social sobre la discapacidad y se ayuda a garantizar que las necesidades reales de apoyo y asistencia sean reconocidas tanto por la sociedad como por el Estado.
En resumen, las personas que fingen una discapacidad para pedir limosna no solo se aprovechan de la generosidad y compasión de los demás, sino que también obstaculizan el progreso y la inclusión de las personas con discapacidad en la sociedad. Es importante buscar formas más efectivas y respetuosas de ayudar a aquellos que realmente lo necesitan.
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